El nombre viene del término anglosajón “gold”, que posiblemente tenga alguna relación con la palabra “geolo” que significa amarillo; el símbolo del nombre en latín “aurum”, significa “luz, destellos del amanecer”.
Es un metal que ha fascinado el hombre desde la antigüedad, posiblemente por su permanente brillo característico, y muy probablemente fue el primer metal conocido por el hombre. Se menciona en diversas ocasiones en la Biblia. Parece ser que fueron los egipcios, 3600 BC, los primeros en trabajarlo. Se conocen objetos de oro fabricados en Iraq alrededor de 2600 BC. La acuñación de monedas de oro empezó alrededor de 600-500 BC en el reino de Lidia (Turquía) bajo el mandato de Creso, su último rey.
El oro no es el metal más escaso ni el más caro, condiciones que sí reúnen platino (Pt), rodio (Rh), osmio (Os) e iridio (Ir).
Es uno de los pocos metales que se encuentra libre en la naturaleza; la pepita más grande se encontró en Australia y pesaba 112 Kg. La búsqueda de oro, concentrado por aluvión en algunos ríos generó a finales del siglo XIX desplazamientos importantes de población y creó la figura del “buscador de oro”.
La mayor parte de oro se extrae de menas generalmente asociadas a piritas; las regiones más ricas en oro son África del Sur, China, EUA, Canadá, Australia, Perú y Rusia. En la actualidad la producción anual de oro es de unas 2.500 Tm
La pureza del oro se mide en quilates, siendo el oro puro de 24 quilates. Las aleaciones comerciales con otros metales (generalmente cobre o cinc) son de 22, 18 14 y 9 quilates, éste último pierde brillo con el tiempo y prácticamente no se utiliza.
Debido a su gran maleabilidad, las principales aplicaciones del oro se encuentran en el campo de la joyería, que consume el 75% del oro producido. Se conocen distintos tipos de oro, con colores diferentes, según el metal presente en las aleaciones: oro blanco (10% de níquel); oro rojo (50% de cobre); oro azul (54% de indio) oro púrpura (20% de aluminio); oro verde (27% de plata) e incluso oro negro (25% de cobalto). Recientemente se ha introducido el denominado “oro 990” (1% de titanio) que se caracteriza por su dureza y lo hace apropiado para la fabricación de monedas y medallas.
El oro se utiliza también en la industria del vidrio. Se añade oro coloidal a los cristales de ventanas destinados a grandes edificios para reflejar el calor de la luz solar. Tiene aplicaciones en la industria electrónica, especialmente con la relacionada con los proyectos aeroespaciales.
La cantidad de oro en el cuerpo humano es de unos 0.2 miligramos. Se conocen algunos usos en medicina, especialmente como anti-inflamatorios y contra el reuma.
El oro es uno de los metales menos reactivos desde el punto de vista químico, y sólo se ataca con la denominada agua regia, una mezcla de ácido clorhídrico y ácido nítrico en una proporción de 3:1 en volumen.
Una anécdota: se cuenta que James Franck, premio Nobel de física el año 1925, disolvió la medalla conmemorativa del premio en agua regia, el año 1943 para evitar que cayera en manos de los nazis cuando invadieron Dinamarca, y dejó la solución resultante en un estante del laboratorio; cuando regresó en 1945, seguía en su lugar, recuperó el oro y modeló una nueva medalla.